¿Para qué sirve?
Se ocupa de la sincronización del control del motor mediante la conexión entre el cigüeñal y el árbol de levas.
Consecuencias de un mal funcionamiento
Una correa de distribución en mal estado aumenta el consumo y las emisiones de CO2. Si se dilata, la gestión del motor deja de ser óptima. Si la correa se llega a romper, se producirán daños irreversibles en el motor: pistones dañados, válvulas dobladas, etc., llegando a tener que sustituir incluso la culata o el motor completo.
¿Cuándo cambiar la correa de distribución?
La duración estimada de la correa de distribución del coche varía según las recomendaciones del fabricante, generalmente a los 210.000 km o cada 5 años, lo que ocurra primero. La falta de atención a estos plazos puede resultar en daños graves al motor.
La correa de distribución no es visible sin desmontar partes significativas del motor, por lo que la inspección visual directa no es posible. Sin embargo, algunos signos en la correa auxiliar, visible a simple vista, pueden indicar desgaste. Chirridos o silbidos en la zona del motor, cuarteaduras en la correa auxiliar y la pérdida de tensión son señales de que es hora de cambiar ambas correas.
¿Sabías qué…?
Durante su vida útil, la correa de distribución realiza un recorrido inmenso en el motor, alcanzando una distancia equivalente a seis vueltas al mundo.