¿Para qué sirve?
Transmite la fuerza del pedal a los frenos de las ruedas mediante el aumento de la presión. Por ello, el líquido no debe comprimirse y tiene que poder soportar temperaturas extremadamente altas.
Consecuencias de un mal funcionamiento
Si el líquido de frenos ataca las juntas u oxida el metal de los tubos y cilindros, puede producir corrosión. Y si su contenido en agua es demasiado alto, puede formar burbujas de vapor que afectarían notablemente al funcionamiento del sistema de frenado.
¿Cuándo cambiar el líquido de frenos?
El líquido de frenos debe cambiarse por primera vez a los tres años, y después cada dos años de acuerdo con la calidad y los intervalos de cambio predefinidos para los vehículos actuales. Si no se respeta esta indicación, podría producirse un retraso en la reacción de los frenos o incluso un fallo total del freno.